Inseguridad
Emocional: Causas y Cómo Superarla
La inseguridad
emocional es una sensación de poca autoconfianza y autovalor.
Es una
sensación de nerviosismo,
malestar o temor asociado con diversas situaciones, tanto sociales como de toma de
decisiones. Aunque un cierto grado de inseguridad puede calificarse de normal,
los niveles más altos aparecen en personas con dificultad para relacionarse
socialmente en su vida personal y laboral.
La inseguridad
puede ser desencadenada por la percepción de uno mismo como vulnerable, o una
sensación de inestabilidad emocional que amenaza la propia autoimagen, y tiene
su origen principalmente de estas dos situaciones:
1.
Querer tener el
control de todo: Cuanto más tengamos la expectativa que las cosas sean como nosotros
queremos, más es la probabilidad de bloquearnos ante cualquier amenaza a la
estabilidad. Cuando las cosas nos salen
bien, nos volvemos buenos consiguiéndolo y resulta difícil aceptar que no pueda
ser así.
Empezamos a mirar entonces qué nos
falta y aparece la sensación que puedo mejorarlo, pero también la sensación de
que algo puede salir mal. Este pesimismo, esta probabilidad de que algo no
salga como queremos, intensifica la inseguridad, si no lo reconocemos o somos
consciente de cómo es que estamos afrontándolo.
Podemos decir
que la dificultad para asumir riesgos a la hora de tomar decisiones
aumenta exponencialmente la probabilidad de sentirse inseguro.
2. Tendencia a evitar afrontar problemas o temores.
Esta tendencia normalmente se deriva del punto
anterior. Aquellos que tienden a evitar el momento de afrontar los
problemas, obtienen alivio a corto plazo, pero aumentan la probabilidad de
sentirse inseguro.
Al retrasar las decisiones aumenta la
sensación de que hay muchos peligros, y se acumulan menos experiencias de éxito
que las personas que se arriesgan y afrontan las consecuencias.
La confianza y la seguridad en uno
mismo no crece si posponemos la solución a los problemas,
por ello es fundamental cambiar la actitud y empezar por las pequeñas
decisiones diarias, para llegar finalmente a las más complicadas.
Además
de estas dos principales causas, existen otras como las que a continuación se
indican:
·
Carencias afectivas durante el desarrollo
(infancia y adolescencia).
El tipo de educación y apoyo que
recibimos de nuestros padres, hermanos, abuelos, e incluso amigos, es la base
de nuestra autoestima. Cuando
recibimos una cantidad buena de reconocimiento, de apoyo, cuando nos sentimos importantes
o necesarios para los que queremos, hace que de mayores seamos más seguros.
De ahí que las carencias afectivas o patrones educativos
excesivamente exigentes y con poco contacto físico, hace que quienes lo sufran
tiendan a sentirse más inseguros.
·
Genética.
Durante la infancia
recibimos modelos educativos , pero además es
de tener en cuenta que cada persona nace con una inercia genética que nos
favorecerá o no la inseguridad a la hora de afrontar las relaciones sociales,
las decisiones, e incluso la capacidad de disfrute del ocio.
En términos informáticos, podemos
decir que es el hardware en el que se cargarán los diferentes “programas” a lo
largo de la vida.
Pero cuidado¡ no es una noticia fatalista. Podemos cambiar, transformarnos, volvernos más
seguros, tomando conciencia de lo que está sucediendo en nosotros cuando
dilatamos o tenemos dificultad de tomar una decisión.
·
Las vivencias:
La vivencia de episodios traumáticos
como accidentes, violaciones, incendios, y por supuesto el acoso escolar son
acontecimientos que predisponen a sentirse inseguro.
Potencian la sensación de peligro y
hace que las personas que los han padecido tiendan a ser más precavidas e
inseguras en algunas áreas de su vida.
·
El entorno donde hemos vivido
La existencia o no de un grupo de
personas de referencia: familia, amigos, compañeros de estudio, de trabajo y de
ocio son muy relevantes a la hora de analizar la sensación de seguridad que
cada persona tiene porque su apoyo o puede reforzarnos o al revés, generarnos
inseguridad.
Así como la familia y los modelos
educativos aquí debemos hacer hincapié en el resto del
entorno social. La gente es al fin y al cabo un espejo en el que mirarnos.
Si la imagen que nos devuelve es buena es más probable sentir seguridad, tener
la autoestima alta.
Cuando somos niños, no tenemos conciencia de aquello que podemos y no
podemos hacer. Nos acercamos al mundo con ansias de explorarlo, en vez de tener
una actitud temerosa ante la vida. Poco a poco, los adultos van
potenciando o restringiendo la confianza y seguridad que tenemos en nuestras
propias capacidades y podemos desarrollar un sentimiento de inferioridad
Por ello es importante relacionar a
los niños con gente y generar
buenas habilidades de comunicación, que ahí
aprendamos y seamos capaces de pedir lo que queremos, afrontar los conflictos derivados
del día a día, podamos ayudar y ser ayudados.
Estas causas no son para que te
conformes explicando porque te sientes inseguro. La buena noticia es que se aprende a gestionar o afrontar los
problemas, responsabilidades y decisiones de nuevas maneras a las que
aprendimos desde pequeños.
·
Las expectativas
Se trata
de la forma como asumes las expectativas de los demás. La sociedad tiene un
importante papel en la falta de confianza que tenemos en nosotros mismos porque
conforme vamos creciendo, vamos asimilando la idea de que tenemos el deber de
cumplir las expectativas de los que nos rodean: estudiar la carrera
que esperan nuestros padres, ser personas exitosas, tener muchos amigos,
etc.
En muchas
ocasiones, pretendemos alcanzar la perfección, intentando sacar las mejores
notas, siendo los mejores en nuestro trabajo, etc. Posteriormente,
al darnos cuenta de que no somos perfectos, surge en nosotros el
sentimiento de la falta de confianza.
Consecuencias de la Inseguridad:
Se trata de un sentimiento muy
desagradable, que nos puede perjudicar negativamente en muchas esferas de
nuestra vida.
La falta de seguridad en
nosotros mismos, provoca que nos sintamos capaces a hacer algo, por lo que
evitamos intentarlo –de forma que se cumplen nuestras expectativas
negativas-.
Por
ejemplo, si piensas que no tienes la capacidad suficiente para practicar
un deporte de forma habitual, no te esforzarás tanto en adquirir el
hábito, por lo que pondrás de excusa que no eres capaz de hacerlo.
Por el
contrario, una persona con la suficiente confianza en sí mismo estará más
dispuesto a aprender, a mejorar los aspectos en los que no es muy
hábil, en marcarse metas y luchar por conseguirlas, con la certeza de que,
si fracasa, siempre puede empezar de nuevo.
Esta
seguridad y confianza hace que las personas sean más hábiles en el trabajo, en
el plano académico y en sus relaciones interpersonales.
Como ves,
son muchos los beneficios que puedes obtener si te animas a aumentar la
confianza en ti mismo.
Es posible superar
la inseguridad cuando la persona toma consciencia de lo que le pasa y trabaja
para mejorar sus habilidades sociales, desarrolla la empatía, y aprender
conductas y respuestas asertivas.
Es necesario tiempo, paciencia y un trabajo de
intervención bien planificado, y la inseguridad será superada.
¿Cómo superar la inseguridad emocional?
·
Concibe que superar la inseguridad es un proceso:
Para
empezar, es natural que, si quieres aumentar tu confianza y seguridad en ti
mismo, establezcas objetivos específicos, alineados a situaciones concretas en
las que has detectado que te ha faltado confianza, decisión o asertividad, pero
como todo proceso, le dedicarás tiempo para generar las conductas, hasta que la
seguridad se implante en ti.
Has de ser paciente y a valorar los logros que
vas alcanzando, en lugar de reprocharte todo aquello que aún no has conseguido.
Acerca de
los objetivos concretos, sólo tú has de definirlos y tu Coach te acompañará en
perseguirlos día a día contigo. Si te propones objetivos a corto plazo, tendrás
expectativas mucho más realistas y, al mismo tiempo, podrás ir percibiendo los
resultados poco a poco, en lugar de frustrarte al no alcanzar metas
inalcanzables.
·
Hazte cargo de tus talentos y cualidades
Si te preguntaras a ti mismo
¿Cómo soy? Es posible que te encuentres resaltando tus defectos, de tal forma
que eclipsen tus virtudes. Este es un ejercicio de gestión de la realidad
contigo mismo. Dedicar un momento a analizar todas las virtudes y capacidades
que posees te ayudará a tener una visión más objetiva de ti mismo.
Este ejercicio puedes llevarlo a
cabo con papel y lápiz, puesto que, si los escribes, podrás leer los ámbitos en
los que eres compete cada vez que lo necesites.
Para que esto tenga el efecto
deseado, tienes que evitar compararte con los demás. Por ejemplo, en vez de
decir “no hablo ingles bien” porque te estás comparando con un compañero que
habla mejor, se asertivo y piensa “tengo un buen dominio del inglés”.
Si este ejercicio te resulta
complicado y no encuentras ejemplos de actividades en las que eres competente,
puedes preguntar a la gente de tu alrededor, seguro que te llevas muchas sorpresas
agradables.
Tras dedicarle el tiempo
necesario, podrás apreciar todas aquellas cualidades positivas y virtudes que
posees, lo que ayudará a incrementar tu seguridad y confianza en ti mismo.
Visualiza también tus éxitos pasados,
sé consciente de todo aquello que has logrado por ti mismo. Esta visualización
te ayudará a tener una mayor confianza en el futuro.
·
Termina con las autocríticas
Todos tenemos conversaciones
internas y a veces, sin darnos cuenta, mandamos mensajes negativos sobre nosotros
mismos. También sucede lo contrario, los mensajes internos positivos potencian
nuestra seguridad.
No te des
el permiso de decir “qué torpe soy” “nunca hago las cosas bien” más aún delante
de otras personas.
El primer
paso para cambiar esta comunicación contigo mismo es aprender a detectar estos
mensajes negativos y convertirlos en positivos.
No se
trata de negar la realidad, sino de ser más objetivo en las críticas
–constructivas- que hacemos de nosotros mismos.
Por
ejemplo, en lugar de decir: “soy muy irresponsable y desorganizado”, podrías
decirte: “me gustaría ser más ordenado y responsable. Tengo que trabajar para
cambiar este aspecto de mí mismo”.
En el
primer caso, se puede ver cómo se trata de una autocrítica negativa sobre uno
mismo, que simplemente hace una descripción, sin intención ni propósito de
cambio. En el segundo caso pone de manifiesto un lenguaje que potencia el
cambio sobre un ámbito con el que se está descontento.
·
Escucha a tu cuerpo
Aunque te parezca extraño, el
cuerpo revela muchos aspectos de nosotros. Considera el lenguaje no verbal, el que me imagino que
más de una vez has detectado un nivel de inseguridad emocional en otras
personas, gracias a este lenguaje.
Observa esos signos en personas
que tienen baja confianza:
ü No mantienen la mirada cuando
hablan con otra persona o la mantienen baja.
ü No suelen tomar la iniciativa al
iniciar una conversación y hablan en tono bajo y titubeando.
ü A veces, hablan rápido porque
quieren terminar pronto su intervención, por miedo a que sean inapropiados.
ü Normalmente, tienen una posición
corporal encorvada.
·
Utiliza el sentido del humor
Un aspecto común entre la gente
que tiene inseguridad en sí misma es que les afectan las críticas más que a
otras personas. Si tienes este problema, seguro que te ruborizas al hacer el
ridículo o cuando dices algo inapropiado –o incluso te mantienes al margen del
grupo por miedo a que se produzca una situación incómoda-.
Para combatir esta vergüenza,
deberías hacer uso del sentido del humor. Si tienes un error o dices algo
inoportuno, puedes reírte de ti mismo, de modo que los demás se puedan reír
contigo –no de ti-.
Resta importancia a las
consecuencias que puede tener tu conducta, de forma que no tengas un miedo y
excesivo e irracional a las críticas de los que te rodean.
·
No te disculpes continuamente
Las disculpas excesivas como “perdón”,
“disculpa” o “lo siento” suelen estar en el vocabulario de personas que se
sienten con culpa. Pedir perdón o disculparte por todo hace que los demás te
vean como una persona muy insegura y débil.
Además, también tiene
consecuencias negativas para ti mismo, puesto que consideras que eres el
culpable o responsable de lo que ocurre a tu alrededor.
Llevando a cabo algunos cambios
simples en tu vocabulario, conseguirás que los demás perciban una mayor
confianza en ti mismo, al tiempo que evitas sentirte mal con tu
comportamiento. Por ejemplo, podrías evitar decir: “siento haberme retrasado”,
y cambiarlo por: “gracias por la espera”.
De esta forma, te muestras
agradecido a la otra persona, pero sin necesidad de mostrarte preocupado en
exceso por lo que puedan decir de ti o lo que puedan reprocharte.
·
Acepta los cumplidos.
¿Qué creencias tienes sobre la humildad?
Empieza por aceptar los cumplidos que recibes de los demás. Deja a un lado la
vergüenza porque te hayan dicho lo bien que te sienta el nuevo corte de pelo, o
que te halaguen por haber hecho bien tu trabajo.
No hace falta que te muestres
arrogante ni pretencioso, simplemente que agradezcas a los demás todo lo
positivo que dicen sobre ti, que se lo agradezcas y valores esos aspectos
positivos de ti mismo.
Las personas que tienen una gran
confianza y seguridad en sí mismos, también son capaces de halagar a los demás
–de hecho, lo suelen hacer frecuentemente-.Intenta adquirir este hábito de
halagar a los demás y disfrutarás de las consecuencias positivas que aporta .
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